Las Juventudes; Agentes de cambio.
Elio Villaseñor
“El futuro de la humanidad depende de la energía, las ideas y las aportaciones inagotables de la juventud. Apoyemos y acompañemos hoy y todos los días a los jóvenes en la construcción de un mundo justo y sostenible para las personas y para el planeta”.
António Guterres, secretario General de la ONU
Como cada año, desde 1999, el 12 de agosto se conmemora el Día Internacional de la Juventud con el fin de sensibilizar a la sociedad sobre los desafíos y problemas que las juventudes enfrentan en su día a día, así como subrayar la necesidad de impulsar políticas públicas de formación que los empoderen y los posicionen como agentes de cambio.
Igualmente, como cada año se acuña un lema o tema para celebrar este día. Para 2023 el lema fue “Celebrando las maneras en que los jóvenes lideran como agentes de cambio para los objetivos mundiales", que se centró en destacar la creatividad, el ingenio y la resiliencia de los jóvenes cuando se trata de hacer del mundo un lugar mejor.
Además, en este espacio consideramos que en este año también es obligado enfatizar en lo vital que significa para los jóvenes su participación en los planos locales y nacionales. También, porque es una prioridad exteriorizar sus enseñanzas sobre la forma en que viven su realidad y sobre cómo actúan para mejorar sus condiciones de vida, su inclusión en los diversos ámbitos educativos, de salud, cultural, de justicia laboral y de incidencia, participación y representación políticas de los jóvenes, en tanto son parte sustancial de una sociedad que está obligada a brindarles condiciones esenciales para desarrollarse como personas plenas.
Lo anterior, porque durante años, y actualmente, los jóvenes enfrentan barreras relacionadas con la edad en varias esferas de sus vidas. Pero, sobre todo, en el tema de la discriminación por edad, pues es una asignatura que debe seguirse impulsando en materia de salud, derechos humanos y desarrollo, dado que afecta de manera sustancial a este grupo poblacional que, de acuerdo con estadísticas del INEGI (2022), en México hay 37.7 millones de personas jóvenes entre 12 y 29 años, que representan el 30% del total de habitantes del país.
Por lo anterior, el apremio inmediato para los próximos años es dar cumplimiento al objetivo trazado en 2022 por el Sistema de las Naciones Unidas que convocó al gobierno y a la sociedad mexicana a “facilitar la participación de las personas jóvenes en el desarrollo de sus sociedades, de sus comunidades y familias y de sí mismos… (y a) ofrecer oportunidades de empleo de calidad y para convertirse en emprendedores”.
Precisamente es este último punto el de mayor preocupación de las juventudes, puesto que ser joven y tener ingreso es una meta común, a pesar de que, mientras algunos logran trabajar y estudiar al mismo tiempo, el resto se mantiene como un sector que enfrenta problemas para insertarse al mercado laboral, a veces con condiciones de empleo y de seguridad social precarias o, como último recurso, emplearse en la informalidad, cuya tasa general es de 55.0% en el país, pero entre las personas ocupadas de entre 15 y 29 años de edad, se eleva al 66.9%, es decir 7 de cada 10 jóvenes laboran en condición informal, de acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI.
Además, datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) revelan que el grupo de jóvenes entre 15 y 24 años es el más afectado por el desempleo en México. Más preocupante es la proyección de un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) que estima que en los próximos tres años se sumarán más de 6 millones a la población juvenil que buscarán un empleo.
En ese contexto es urgente aumentar la inversión en favor de las juventudes y a traducir los compromisos nacionales e internacionales en acciones concretas y tangibles para mejores y más altos niveles de desarrollo humano y sustentable, sin dejar a nadie atrás en este grupo etario, para lo cual se precisa de la solidaridad intergeneracional, que le garantice a las y los jóvenes acceso a los espacios de toma de decisiones y ocupar ámbitos de liderazgo en todas las etapas de su vida.
En suma, es crucial reconocer y apoyar el potencial de los jóvenes como agentes de cambio, brindándoles oportunidades de participación, escuchar sus voces, ponderar en su justa dimensión sus necesidades, valorar sus capacidades y contribuciones para una empleabilidad plena con formación humana y de emprendimiento, como herramientas para el presente y para su etapa de transición a la vida adulta.